viernes, 29 de agosto de 2008

Artículo publicado por "El Periódico" en su versión digital

REVUELTA EN CACHEMIRA

Mientras en Pekín suena el Amigos para siempre, en Cachemira se decreta el toque de queda. Mientras en Pekín los atletas se despiden del mundo con lágrimas de felicidad en los ojos, en Cachemira la gente llora de desesperación. Y mientras en Pekín los deportistas anhelan con ilusión los próximos Juegos Olímpicos, en Cachemira rezan para que los acontecimientos del último mes y medio no se vuelvan a repetir jamás.

Todo empezó hace no más de 60 días, cuando el Gobierno indio decidió expropiar parte del territorio de Cachemira para cederlo a su hermano forzado, Jammu, con quien comparte el nombre del estado: Jammu y Cachemira. Si bien esto supone un agravio más que considerable --imaginemos que parte de Andalucía se cede a Extremadura, o que parte de Aragón se cede a Catalunya--, el caso en la India es especialmente grave por dos razones.

La primera, por la obviedad de la zona sensible que Cachemira viene siendo en el transcurso de los últimos 50 años. Y no parece muy astuto quitar la tierra a los musulmanes para dársela a los hindús en un sitio como este. Y la segunda, pero quizá más importante, es que la India no está respetando su propia Constitución. En ella se establece de forma irrevocable que el territorio de Cachemira pertenece a los cachemiranos, y a nadie más. No puede ser expropiado, ni vendido, ni comprado por nadie que no sea habitante de Cachemira.

Así que la India se está haciendo un flaco favor a sí misma adoptando esta actitud, ya que si ni ella misma respeta su propia Constitución, ¿por qué lo van a hacer los cachemiranos, que se sienten independientes? Los indios se aferran con uñas y dientes a la indivisibilidad de la India e incluso a la prohibición de hablar de ello, tal y como promulga su Constitución. Hasta tal punto que en los últimos días se planteaba la posibilidad de meter en prisión a Arundhati Roy --autora, entre otros libros, de El Dios de las pequeñas cosas-- por sus declaraciones en relación a Cachemira diciendo que, si los cachemiranos querían, la India debía darles la independencia y, de esta forma, acabar con el problema de Cachemira de una vez por todas.


Movilización al estilo de la Intifada

La India se ha permitido el lujo de, por no hacer caso de sus propias leyes, matar a más de 50 personas a tiro limpio, durante el transcurso de las manifestaciones de los últimos días en Cachemira. A estos manifestantes, al más puro estilo de la Intifada palestina, ya poco les queda en que creer. "Si ahora nos quitan la tierra con toda impunidad sobre unas leyes que ellos han creado, ¿qué más nos harán luego?", comenta uno de los miles de manifestantes que salen a la calle a diario a jugarse la vida. "Solo nos queda luchar", acaba el chico.

Y eso es precisamente lo que están haciendo. Hoy han desobedecido el toque de queda dictado, para reunirse todos en la Chowk. La hora H viene dictada por los imanes que, desde los altavoces de las mezquitas, instan a la gente a rebelarse contra las fuerzas indias. Aunque todo el mundo sabe que esto se producirá. Hasta la policía lo sabe. Al preguntar a un agente sobre ello, contesta: "Ellos saben que tienen prohibido salir de casa. Así que si salen y, aun peor, para manifestarse, los tendremos que castigar. Estaremos preparados". la protesta se ha saldado con tres muertos y decenas de heridos en los choques entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.

Cachemira está pagando un precio muy alto por pedir ayuda a la India en los años cincuenta, y como país independiente que era, tras sufrir incursiones desde Pakistán. Y uno se pregunta, ¿y mañana, cuántos morirán? ¿Es suficiente?